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Con este II Congreso queremos dar continuidad a un primer encuentro que tuvo lugar en Tarragona en el año 2019 bajo el título I Congreso Internacional: El cuidado de personas mayores y dependientes: avanzando hacia la igualdad de género y la justicia social. En aquella ocasión nos centramos en debatir sobre diferentes modelos de atención a la dependencia, en un contexto de incremento de la longevidad y de las necesidades de cuidados, con los retos y desafíos que se plantean para el siglo XXI.
El impacto de la crisis de la COVID-19 ha evidenciado la necesidad de generar alternativas al actual modelo de cuidados de larga duración, que resulta insuficiente para atender las necesidades existentes, insatisfactorio porque conduce a una institucionalización no deseada, e injusto porque está estructurado en base a desigualdades de género, clase y extranjería. Este congreso se sitúa precisamente en este nivel y plantea explorar las cuestiones a reformular en el actual sistema para lograr el reconocimiento y la redistribución social de los cuidados. La reorientación de las políticas públicas actuales hacia la desinstitucionalización de los cuidados, implica reforzar las bases locales y comunitarias de provisión para alcanzar un cuidado digno, basado en los derechos humanos y respetuoso con los deseos de las personas de envejecer en el hogar y en su propio entorno. Al mismo tiempo, presenta el riesgo de una refamiliarización de los cuidados si no se cuenta con los recursos suficientes.
Se ha mostrado que el modelo de cuidados, basado en el trabajo no remunerado de las mujeres, con una escasa participación de los servicios públicos y con una creciente mercantilización y precarización del trabajo de cuidados, ha planteado serias dificultades para la sostenibilidad de la vida y exacerba las desigualdades sociales en el acceso a los recursos de cuidado. Proponemos debatir sobre cómo se han reconfigurando las fronteras de género y generacionales, así como también las fronteras entre lo público, lo privado y lo común como consecuencia de la pandemia. Hay que indagar si estos cambios han sido estructurales o coyunturales y si nos permiten pensar en nuevas formas de organización social de los cuidados.
Invitamos a reflexionar sobre estos temas, haciendo aportaciones que muestren la diversidad de contextos y situaciones en que se ejerce el cuidado de larga duración, así como el impacto de la pandemia en las formas de provisión. En concreto, se trata de debatir sobre el papel de la familia y de las mujeres en la organización social de los cuidados; sobre las fórmulas privadas y mercantilizadas seguidas para su provisión tanto a domicilio como en espacios institucionalizados (principalmente arraigadas en el empleo doméstico y en la proliferación de empresas de servicios asistenciales); y sobre las posibilidades de potenciar los cuidados comunitarios. Todo ello en el marco del rol de las políticas públicas para generar nuevas alternativas de cuidados vinculadas a las comunidades locales y desde las que se puedan revertir las desigualdades de género, clase y extranjería.